En la víspera del grito, México no sólo esperaba una victoria: ansiaba un símbolo y la culminación de una leyenda. A la vista de las estrellas, jeques y los petrodólares, el duelo entre Canelo y Crawford sacó chispas y mantuvo a todos los seguidores al filo del asiento. El mexicano que no solo luchaba por él, sino por todo su país, se plantó en el ring ante el estadounidense Crawford, uno de los mejores boxeadores de los últimos años. Un enfrentamiento que iba más allá del ring, una batalla que enfrentaba a México contra Estados Unidos en la víspera del Aniversario de la Independencia Mexicana.
Del estudio al castigo: cuando el ring cambió de idioma y la estrategia habló inglés
Un duelo que inició con un primer round muy pausado y de mucho estudio, pero no marcó el ritmo: los siguientes rounds fueron eléctricos y emocionantes. El mexicano empezó ganando la pelea durante los primeros 3 rounds, pero después del cuarto todo fue para el del norte. Crawford salió con todo y sorprendió a Canelo, lo castigó con precisión quirúrgica, desarmando cada intento de respuesta.
El de Estados Unidos, hizo una pelea muy inteligente, salió con velocidad y fiereza para después defenderse y esperar el ataque del Canelo. Desde Omaha, Crawford tejió una estrategia quirúrgica: velocidad, fuerza y paciencia. En la víspera del grito, el ring habló inglés.
Canelo lo apostó todo, pero Crawford ya tenía la pelea en el bolsillo
Para los últimos dos rounds el Canelo solo podía pensar en la victoria si noqueaba, ya que durante toda la pelea, round tras round lo perdió el mexicano. Saúl Álvarez, frustrado e impaciente, salió con todo al ataque, sabiendo que dejaba la defensa libre.
Una pelea digna de Netflix, una pelea que emocionó y frustró a los mexicanos. Crawford se volvió sombra: esquivó, resistió y protegió su ventaja. Al llegar el último round, Canelo ya no tenía ni fuerza ni velocidad. Crawford con más energía y sabiendo de la desesperación del mexicano contra golpeó de manera excepcional.
Una de las mejores peleas de los últimos años, y quizá la más simbólica de la década, nos dejó en silencio. El estadounidense se alzaba victorioso y dejaría en la lona emocional al Canelo y a sus fans de México. La caída de Saúl “El Canelo” Álvarez se hizo realidad, se perdieron los cinturones y en la tierra estadounidense el mexicano lo perdió todo.
