
Su legado, marcado por títulos, liderazgo y pasión, sigue vivo en cada generación que formó.
El futbol mexicano está de luto con la noticia del fall3c¡m¡ento de Manuel Lapuente Díaz, histórico exentrenador de la Selección Mexicana, a los 81 años de edad. Figura clave en la evolución del balompié nacional, su trayectoria dejó huella tanto dentro como fuera de la cancha.
Aunque las causas de su mu3rt3 no han sido reveladas, la noticia provocó una ola de mensajes, homenajes y recuerdos en redes sociales. Periodistas, exjugadores y aficionados recordaron al técnico poblano como un líder exigente, formador y apasionado del futbol.
De goleador a estratega triunfador
Nacido en Puebla de Zaragoza el 15 de mayo de 1944, Manuel Lapuente inició su carrera profesional como delantero en Rayados de Monterrey, pero alcanzó su madurez deportiva con Necaxa, Puebla y Atlas. También fue seleccionado nacional, disputando 13 partidos y anotando cinco goles, además de conquistar la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Winnipeg 1967.
Su transformación en los banquillos fue tan natural como exitosa. Tras su retiro en 1976, se convirtió en uno de los entrenadores más destacados del país. Dirigió a clubes emblemáticos como Puebla F.C., Necaxa y América, con los que logró títulos de liga en diferentes etapas:
- Puebla: campeón en 1982-83 y 1989-90
- Necaxa: bicampeón en 1994-95 y 1995-96
- América: campeón del Verano 2002
Cada campeonato fortaleció su reputación como un estratega disciplinado, de carácter firme y obsesionado con la excelencia.
El arquitecto del Tricolor ganador
En el ámbito internacional, Lapuente alcanzó la cúspide con la Selección Mexicana. Dirigió al equipo nacional en el Mundial de Francia 1998, donde México ofreció uno de sus desempeños más recordados, compitiendo de tú a tú frente a potencias como Alemania y Países Bajos.
Un año después, llevó al Tri a la gloria en la Copa Confederaciones 1999, venciendo 4-3 a Brasil en el Estadio Azteca. Aquella noche, México alcanzó un logro histórico que aún hoy se recuerda como símbolo de orgullo nacional.
Bajo su mando, la Selección también conquistó la Copa Oro 1998, consolidando una de las etapas más exitosas del futbol mexicano moderno.
Un legado imborrable
Con más de 600 partidos dirigidos en Primera División, Manuel Lapuente fue más que un entrenador: fue un maestro. Su estilo directo, su disciplina férrea y su capacidad para formar grupos ganadores lo convirtieron en referente para generaciones de jugadores y técnicos.
En vida, fue reconocido por la Federación Mexicana de Futbol como Leyenda del Futbol Mexicano, distinción que celebró su impacto en el desarrollo del deporte nacional.
Hoy, su partida marca el fin de una era. En Puebla, en Necaxa, en América y en la memoria de los aficionados, Manuel Lapuente permanecerá como sinónimo de trabajo, liderazgo y pasión por el futbol.




