El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, fue liberado el viernes 7 de marzo después de que un tribunal aceptara su solicitud. El Tribunal del Distrito Central de Seúl determinó que su arresto había durado más tiempo del permitido por la ley, y que el proceso judicial en su contra no se ajustó a los plazos establecidos.
Además, el tribunal cuestionó la legalidad de las acciones de la Fiscalía y la Oficina de Investigación de Delitos de Funcionarios de Alto Rango, señalando que estas entidades no tienen la autoridad para extender o transferir plazos sin una base legal sólida. Ahora, Yoon enfrentará en libertad la decisión del Tribunal Constitucional sobre su juicio político, tras su breve declaración de ley marcial el 3 de diciembre, lo que le costó la destitución solo 11 días después.
Aunque ya fue destituido, Yoon aún mantiene el título de presidente mientras se resuelve su caso en el tribunal. En cuanto a los cargos de insurrección que enfrenta desde enero, estos son los únicos por los que un mandatario surcoreano no goza de inmunidad.
La situación ha generado una gran polarización en Corea del Sur, con manifestaciones tanto a favor como en contra del presidente. La tensión sigue alta y la policía está desplegada en Seúl para evitar choques. Se espera que el Tribunal Constitucional decida pronto sobre su destitución, posiblemente antes de mediados de marzo, aunque tienen hasta junio para hacerlo. Si se confirma su destitución, el país tendría que convocar elecciones presidenciales anticipadas en los 60 días siguientes.
