¿Y a mí qué importa que la píldora anticonceptiva tenga riesgo? Hablemos con sinceridad.

Hace unos días se publicó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y su brazo investigador, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), presentaron datos que vinculan el uso prolongado de la píldora anticonceptiva oral combinada con un aumento del riesgo de cáncer cervicouterino en ciertas mujeres, especialmente en quienes ya viven con Virus del Papiloma Humano (VPH).
Sí: no es un titular sensacionalista (bueno, lo es un poco, pero no debe quedarse ahí), pero sí es un llamado serio para reflexionar: ¿Cómo nos afecta a nosotras? ¿Y a ellos también indirectamente? ¿Qué responsabilidad social hay en estas decisiones?
1. Riesgo, decisión y contexto
Para ti que eres mujer —y también para ti que lees, varón—, este es el escenario:
- Si eres usuaria de la píldora, conviene saber que no todas las píldoras ni todas las mujeres enfrentan el mismo nivel de riesgo.
- Se habla de “riesgo aumentado” en mujeres que tienen VPH, han usado la píldora por largo tiempo o tienen otros factores.
- Esto no significa que dejar de usarla sea obligatorio ni que todas las usuarias desarrollarán cáncer. Así lo aclaran los investigadores.
¿Entonces? No es cuestión de generar pánico, sino de valor para tomar decisiones informadas. Porque la información sí transforma esas decisiones.

2. Hombres, acompáñense en esta conversación
Sí, aunque no estén tomando la píldora, los hombres tienen un rol:
- En una pareja, la anticoncepción es cosa de dos. Comprender los riesgos, los efectos secundarios, las alternativas, es un acto de conexión y respeto.
- Todos tenemos la voz para visibilizar: ¿Por qué no se habla más de salud reproductiva sin tabúes? ¿Por qué tantas decisiones recaen solo en mujeres?
- Reforzar esta conciencia es una forma de “cuidar juntos”: salud de la mujer, salud de la familia, decisiones compartidas.
3. Dudas, dudas y más dudas…
Primero, si eres clienta de las pastillas, consulta personalmente nuevamente a tu ginecóloga o ginecólogo, evalúa qué tan actualizado andan en el campo; pregúntale sobre tu salud, tu perfil y tus factores de riesgo reales, por ejemplo, VPH, historial familiar de cáncer y todo lo que implique para elegir un método anticonceptivo informado.
Explora todas las opciones, no solo hay métodos hormonales, también hay no hormónales y otros dispositivos. Haz que tu decisión se base en información, no es únicamente cuestión de creencias o comodidad.
Mantén una comunicación abierta en pareja, habla del tema con tus amistades, sin rodeos, sin culpa, sin tabúes y sin silencios incómodos. Puede incluso funcionar ser parte de una comunidad digital, en donde leas y compartas experiencias, dudas y temas relacionados con tú salud reproductiva. Estas conversaciones no solo son de los influencers y las marcas, son de quienes competen a ellas.
Importante, revisa qué hábitos tienes que están asociados con riesgos, hoy por ejemplo, ya hay una vacuna en el esquema de salud pública en México que protege a las niñas de 12 años en adelante del VPH, ¿la conoces? No faltes a tus chequeos, acostúmbrate a hacerte chequeos de laboratorio cada 6 meses, acudir igualmente dos veces al año al consultorio ginecológico, cuida tu alimentación, haz ejercicio, platica y ¿por qué no? Acude a terapia a drenar esos temas que a veces se sienten pesados.
La píldora no es la villana de la historia, pero tomarla no es una decisión ligera o trivial. Es posible que para muchas siga siendo la opción más segura, pero ¿y si no es necesariamente tu única opción?
Hoy gracias a nueva evidencia, es más urgente hablar de ella con conocimiento, reflexionar y apoyar para continuar descubriendo trazabilidad de los tratamientos que tenemos, sin satanizar, porque solo se trata de que ninguna mujer toma una sola pastilla anticonceptiva sin opción ni información y que ningún hombre ingnore esta conversación.



