El pasado domingo 19 de octubre, se vivió la gran y emocionante final del mundo del fútbol Sub-20. Final donde se enfrentó la favorita selección de Argentina contra unos sorprendentes seleccionados de Marruecos. Los de Sudamérica llegaron muy sobrados y burlándose de sus rivales, pero no contaban con una selección africana que les plantó cara.
La crónica de la gloria
El partido llegó calientito como se dice en el argot futbolístico. La selección marroqui empezaría ganando el partido de manera extraordinaria. Una jugada dudosa, pero más que dudosa polémica en donde no se marcó un penal a favor marruecos y se convirtió en un tiro libre, fue la jugada que adelantó al equipo marroqui 1-0. Un tiro excepcional del maravilloso Yassir Zabiri, abriría el marcador al minuto 12. Sepultando poco a poco a los argentinos.
Al minuto 29 vendría el segundo gol de este gran jugador, Yassir Zabiri, con un pase puesto como con una guante de parte del lateral, Yassir solo tuvo que empujar el balón y mandarla al fondo de la red. Y con un marcador 2 a 0, los sueños de los argentinos iban muriendo.
Los de Sudamérica dominaron lo que restaba de partido. Con más del 70% de posesión y con más de 20 tiros, los argentinos murieron de pie, pero la suerte del fútbol no estaba de su lado. Los marroquíes se levantaban victoriosos y le ganaban a la poderosa Argentina.
Una celebración como ninguna otra
La celebración fue aún más polémica que el primer penal. Con silbatinas hacia el presidente de la FIFA y banderas de Palestina ondeando en apoyo a la causa que muchos jugadores y aficionados marroquíes y chilenos consideran inseparable de su identidad y lucha. El estadio se convirtió en un mosaico de emociones encontradas: lágrimas de gloria, cantos de resistencia y una ovación que no distinguía entre lo deportivo y lo político.
