El nuevo incremento al impuesto de refrescos y tabaco genera debate, porque ahora cada sorbo de refresco y cada cigarrillo cuestan más.
La medida, anunciada por el gobierno federal, supuestamente busca fortalecer los programas de salud pública y desincentivar el consumo excesivo de azúcar y tabaco.
Detalles del incremento
El alza fiscal aplica a bebidas azucaradas y productos de tabaco, impactando directamente el precio en supermercados y tiendas de conveniencia.
Hacienda informó que los recursos adicionales se destinarán a programas de prevención y atención de enfermedades relacionadas con el consumo de estos productos, como diabetes, obesidad y enfermedades respiratorias.
Expertos en economía señalan que el efecto sobre el consumidor será progresivo y que la medida podría incentivar alternativas más saludables.
Algunos consumidores ya exploran bebidas sin azúcar o cigarrillos electrónicos regulados como alternativas más económicas y menos dañinas.
En redes sociales, la noticia genera debates sobre si el aumento realmente reducirá el consumo o sólo afectará el bolsillo.
La medida mexicana se compara con otros países que aplican impuestos similares, donde la reducción del consumo fue visible tras varios años de implementación.
Perspectiva de salud pública
La Secretaría de Salud explicó que cada 10 pesos adicionales por impuesto a refrescos y tabaco se traducen en más recursos para atender pacientes con enfermedades crónicas.
Investigadores consideran que estas políticas fiscales son herramientas efectivas de prevención, aunque requieren campañas educativas complementarias para lograr un cambio real en hábitos de consumo.
El impuesto incrementaría para 2026 de 1.6 pesos a 3.0 aproximadamente, en bebidas azucaradas por litro.
En el caso de los cigarros, la tasa sube al 200 por ciento, es decir, si un paquete cuesta 100 pesos, el impuesto a pagar sería de 200 pesos.
Además de estos incrementos se crearía un nuevo impuesto a videojuegos con contenido violento de 8 por ciento.
