¿Protección para periodistas en México? La cruda realidad

¡Imagínatelo! Estás reportando, informando a México sobre lo que pasa mientras la población duerme, sacando la verdad con miedo de las consecuencias y de repente te das cuenta de que las medidas que te deberían de estar protegiendo, son humo y para muchos una sentencia de muerte. ¿Periodismo seguro en México? Pregúntenle a las estadísticas.
Aunque el asesinato de periodistas y defensores de derechos humanos ha ido en aumento en los últimos cinco años, el famoso Mecanismo de Protección del gobierno federal solo cuida a seis de cada 10 que lo solicitan. Y no es ningún secreto, según el informe oficial, entre el año 2020 y 2024 se presentaron 1,139 solicitudes, pero solo aceptaron 640. Parece que jugáramos a la ruleta rusa con la seguridad de los periodistas.
¿Y en los últimos años? La cosa se puso aún peor: en 2021 rechazaron 53 de 193 solicitudes; en 2022, 152 de 291; en 2023, 157 de 338 y, para rematar, en 2024 solo admitieron 53 de 183. Las cifras son desconcertantes.
De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) entre las profesiones más riesgosas en nuestro país, el periodismo y la comunicación ocupan el puesto 7 con el 31.6% de probabilidad de accidentes y riesgos en su día a día, solo por debajo de la minería, extracción y criminología.
El ser periodista en México es como jugar en una cuerda floja sin ningún tipo de red que te atrape al caer. En 2024, se reportó que México fue el tercer país más peligroso para la prensa a nivel mundial, solamente por debajo de Pakistán y Palestina, según lo indica Reporteros Sin Fronteras. Dos países con conflictos armados actualmente activos nos rebasan por poco, pero México ocupa el tercer lugar en ese podio.
El Comité para la Protección de periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) y Amnistía Internacional han declarado que las protecciones que se les otorgan a los periodistas para su uso personal y sus residencias, son completamente “defectuosos” y “débiles”, dejando a la deriva a los profesionistas. El año pasado se reportó que cinco periodistas que contaban con esta supuesta “protección” fueron asesinados.

El periodista Carlos Arrieta lo resumió con ironía: “El mecanismo cree que un botón de pánico, que a veces funciona y a veces no, va a salvar nuestras vidas. Para lo único que sirven estos botones de pánico es para que al menos sepan dónde están nuestros cuerpos el día que nos pase algo.”
Mientras que, Pedro Cárdenas, oficial del programa de Protección y Defensa “Artículo 19”, declaró que desde la creación de este mecanismo hasta la fecha, la organización no ha hecho más que detectar fallas y áreas de oportunidad en los protocolos existentes.
Se necesita una política integral y real, que no solo reparta botones y chalecos antibalas, sino que investigue y prevenga. Porque, al final, los periodistas no solo destapa verdades, sino también necesitan vivir para contarlas.



