Se ha vivido una edición más de El Clásico, en donde un Real Madrid contundente le ganó por la mínima diferencia a un Barcelona lesionado. Lamine Yamal no peso en el juego, pasando de noche y apenas dejando huella en el césped. Las declaraciones de la joven estrella de La Masía pesaron en contra del Barca y de él mismo.
Un partido polemico de principio a fin. El VAR siendo protagonista del encuentro y las tensiones al rojo vivo. Las emociones al máximo, las chispas iniciaban y el fuego se encendía. El Clásico ardía desde antes que se pisará la cancha, estaba encendido desde las declaraciones de Yamal, quien mencionó que “El Madrid roba y se queja”. Acompañada de respuestas madridistas y otros comentarios del barcelonista, el clásico llegó más calientito que nunca.
El Madrid comenzaba presionando alto y atacando sin temor. Desde los primeros minutos los blancos generaron peligro, provocando así un posible penal en contra de Vinicius. De primera instancia el árbitro cobró el penal, pero la intervención del VAR lo darían por anulado por una falta del propio Vinicius. Desde este momento el VAR comenzaba a tomar relevancia. Y poco tiempo después, al minuto 13, el video arbitraje le anularía el primero gol a Mbappe. Una polémica decisión por un fuera de lugar de milímetros.
El Barca se había salvado ya en dos ocasiones, y aun así no lograban ajustar. 10 minutos después por fin caería el primer gol del Madrid. Gol del máximo goleador actual de la liga, Kylian Mbappe, le daría la ventaja a su equipo.
Fermin Lopez empató el partido al minuto 38 y le daría una breve esperanza a los Culés. Esperanza que se disolvió solo 5 minutos después, ya que una desatención en defensa provocó el segundo gol por parte de Jude Bellingham. Segundo gol polémico, ya que antes del tiro de Jude, existe un codazo a la cara de un defensa del Barca, falta que no fue marcada.
El segundo tiempo transcurrió sin pena ni gloria. Con un penal fallado por Mbappe y un Barcelona ganas pero sin idea, el partido terminó 2 a 1, a favor de los de casa. El duelo terminó caliente, con gritos, insultos, empujones y manotazos, como si el partido no quisiera apagarse, como si el fuego que encendió Yamal en la previa se resistiera a morir.
Mientras tanto el propio Lamine, habló más de lo que jugó. El Madrid, en cambio, jugó más de lo que respondió. Y ganó en ambos terrenos.
