🙋🏻♀️📈El equilibrio político es clave para un gobierno efectivo: Abigail Arredondo

La gobernanza requiere un delicado equilibrio basado en el consenso y el diálogo, según Abigail Arredondo Ramos, presidenta del Comité Directivo Estatal del PRI. Esta afirmación resuena en el contexto actual, donde el gobierno de la Cuarta Transformación (4T) busca consolidar su poder en el Congreso de la Unión mediante estrategias controvertidas.
Arredondo señala que el gobierno de la 4T muestra una tendencia preocupante hacia la adquisición de un poder absoluto en el legislativo, evidenciada por su intensa defensa de los plurinominales. A pesar de que estos últimos son producto de una reforma iniciada en 1972 por Jesús Reyes Heroles, con el objetivo de crear una cámara más equilibrada y accesible, el PRI argumenta que su intento de asignarse un número de curules desproporcionales contradice la lógica y el espíritu original de dicha reforma.

A pesar del respaldo obtenido por el partido oficialista y sus aliados en las elecciones recientes, Arredondo sostiene que esto no justifica ni legitima un control total del Congreso. Ella destaca que aproximadamente el 40% de los votantes optó por candidatos fuera del espectro oficialista, quienes también merecen representación.
La dirigente estatal del PRI enfatiza que la cuestión de la sobrerrepresentación política en el Congreso de la Unión es un problema persistente. La composición del Congreso Federal será crucial para determinar si el “Plan C” de la 4T tiene fundamento legal, es decir, si cuenta con los votos necesarios para realizar cambios significativos en la Constitución. En este sentido, la distribución de curules a través de la representación proporcional juega un papel fundamental, ya que, junto con los escaños obtenidos por mayoría relativa, podría determinar si el bloque oficialista logra o no alcanzar la mayoría calificada.
Abigail Arredondo reafirma la importancia de un gobierno equilibrado, fundamentado en el consenso y el diálogo. Según ella, un gobierno que aspira a tener poder absoluto no solo es perjudicial sino también condenado al fracaso, debido a la ausencia de mecanismos de contraparte y responsabilidad compartida.



